¿Quién eres? Soy el dato de una gran empresa
Hola, ¿qué tal?
Perdona, ¿quién eres?
Soy un dato de una gran empresa
¡Venga ya!
Si, es duro, lo sé.
¿Cómo te va?
Regular, la verdad. Me mueven, hablan de mí, algunos hasta me compran ropa cara, comida de postín, coches de lujo, joyas… pero apenas hacen nada útil conmigo.
Jo, jo, vaya historia. ¿Y así os pasa a todos?
Bueno, no creas, algunos están en un sitio peor. No me atrevo ni a nombrarlo.
Anda dime.
Buff, muchos están en… el “Cementerio de los Datos”
¡Ostras! da escalofríos
Si, mal sitio. Allí está la nada.
¿Alguien os visita allí?
De vez en cuando, cada vez menos. Un habitual era “Hierro y Plástico” pero por lo visto ahora está de moda. Especialmente para algo que llaman proyectos piloto, que viene a ser algo como que la gente no tiene mucha idea y prueban y prueban durante años.
Ahora que lo dices, el otro ví a “Hierro y Plástico” y está como nunca. Creo que ha ido a Turquía.
Seguro. Pelazo.
Hay algo que no entiendo, ¿no dicen que las grandes empresas saben todo de nosotros gracias a tí?
Eso dicen pero… no es verdad. Será verdad, pero, por ahora, no lo es.
¿Por qué?
Porque me preguntan por mi edad, mi peso, mi talla, mi profesión etc. pero no me preguntan por lo esencial.
¿Qué es lo esencial?
Es entender que yo no soy nada si no estoy relacionado con otros diferentes a mí. Deben preguntar por cómo he cambiado, cómo voy a evolucionar, compararme en el dónde y el cuándo.
¿Y en qué piensa la gente?
Se piensa desde dentro o desde fuera de la caja, pero la clave es hacerlo sin prejuicios. No soy nada y puedo ser todo.
Guau, suena complejo.
Así es, faltan personas que sepan hacer eso. Me quieren matar a diario. Tengo miedo, soy joven no quiero ir al cementerio de los datos. Mis primos binarios están allí.
Pero, de verdad, ¿las grandes empresas no saben todo de ti ya? Me cuesta creerlo.
Piensa, las empresas más desarrolladas del mundo te ofrecen recomendaciones de compra, anuncios, música, productos y muchas veces fallan o te dicen algo obvio o generalista. Y estamos hablando de las más avanzadas. Imagina lo demás.
Me estás convenciendo.
Es así, de verdad. Lo veo a diario.
En fin, se me hace tarde, me tengo que ir.
Eh, eh, ¡no te vayas sin decirme quién puñetas eres tú!
Pues siento tener que decírtelo así. Soy alguien con tus mismos problemas y a lo bestia.
¿Pero quién eres?
Yo soy tu padre. Soy el Big Data.
En los últimos 15 años he tenido la suerte de trabajar con millones de datos de empresas multinacionales de sectores como el de la tecnología, las telecomunicaciones, petróleo y energía, bienes de consumo, la industria aeroespacial, transporte, servicios financieros, automovilístico... Y salvo honrosas excepciones, queda muchísimo por hacer.
Dentro de esta explosión de información, sabemos que cada segundo se generan millones de datos en la Red y que tenemos sensores de todo tipo: más de 25.000 personas de todo el mundo ya se han insertado un pequeño chip con tecnología NFC o RFID debajo de la piel de la mano para pagar el transporte, abrir cerraduras electrónicas, encender dispositivos y llamar desde el móvil a un número determinado. Todo este mundo necesita orden, un orden que permita realizar las preguntas adecuadas a los datos para que estos nos permitan avanzar y mejorar la calidad de vida de las personas. Para ello, necesitamos especialistas, gente con mucho conocimiento en materias específicas, personas con especialización temática y humana. Los filósofos, abogados, ambientalistas, geógrafos, arquitectos, filólogos, físicos, matemáticos, historiadores, sociólogos, serán los que deben ayudar a las máquinas para que vivamos más y mejor
Estamos en los inicios de una nueva era y la tecnología no debe tapar el conocimiento temático. La solución es combinar ambas fuerzas. Debemos unir lo tecnológico y lo temático. Vamos a vivir en mundos híbridos, abracemos el caos, abracemos el orden ¡Sigamos!
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